Son tan imperceptibles, es la dureza de la sinceridad. A veces, entre muchas emociones he reconocido mi error, en otros días, hasta me ha costado darme cuenta del momento. Es quizás, la parte más difícil de la comunicación, y sí al segundo descubres que te equivocaste, no sabes dar las instrucciones no supiste expresarte, hay que corregir y ya. Mi adolescente tiene 12 años y en medio de esta pandemia, seguro aprenderemos mucho.
No es fácil decir algo, cuando va a ser mal interpretado. Y si, tu vida está bajo un corrector. Cada día, cada palabra, debe ser mejorada, porque en caso contrario, vendrá mi adolescente y me dirá la verdad absoluta. Lo que le parece bien y lo que le no le gusta. En una ocasión lo olvide, le dije "ve a ver las arepas"en tres momentos distintos, y me empezaba a oler a quemado, entonces, fui hasta la cocina, y si, en la cocina se encontraba mi adolescente viendo las arepas.
Aquello fue todo un recordatorio, de lo importante de cada palabra.